Villa Mathesis, a place to get lost

Buenos días a todos!

Hoy quiero compartir con vosotros un post muy especial que, aunque dentro de la sección de travelling (porque tengo que colocarlo en alguna), se merece una categoría aparte en el blog. Ahora que empieza a hacer fresquito y el verano se ve ya muy lejano, he querido echar la vista atrás y llevaros a conocer uno de esos lugares que han marcado mis últimos meses. No sé muy bien cómo explicarlo, pero muchas veces, cuando pienso en Villa Mathesis, tengo la sensación de que todo ha sido un sueño, demasiado perfecto para ser verdad 😉 .

Una de las cualidades más especiales de Villa Mathesis es que en ningún momento nos sentimos huéspedes de un hotel; desde el día en que hicimos la reserva por internet, Gotzon y José Ignacio se conviertieron en dos amigos deseando recibirnos en su casa e introduciéndonos en su mundo semanas antes de llegar a él. Entre todos esos pequeños detalles que marcan la diferencia, uno de ellos nos ganó especialmente; después de un viaje largo y accidentado desde Madrid, en el que nos pasó de todo, llegamos a Villa Mathesis un martes, de madrugada y muriéndonos de vergüenza, casi con miedo de molestar a los dueños a esas horas. Sin embargo, allí estaban esperando para recibirnos, con la mejor de sus sonrisas y con ganas y fuerzas para enseñarnos el que sería nuestro hogar por unos días, sin preocuparse porque fuesen casi las dos de la mañana.

Aunque mi intención es  transmitiros que lo que hace única a Villa Mathesis son los pensamientos y sensaciones que te envuelven cuando te contagias de su energía especial, no puedo dejar de hablaros de lo que se puede ver a simple vista: una mezcla de arquitectura y naturaleza que no deja indiferente a nadie .

Todo empieza por un entono incomparable. La casa se sitúa a las afueras de Zahara de los Atunes, subida en una ladera que hace de balcón sobre el estrecho de Gibraltar; en los días soleados, da la sensación de que se puede tocar África con las manos. Con un solo golpe de vista es suficiente para perderse en lugares maravillosos como la playa de los Alemanes, Cala Chica o Cabo Camarinal… sientes que alguien ha puesto a tus pies un decorado en el que no falla ni el más mínimo detalle.

Cada trocito de Villa Mathesis ha estado pensado y calculado con el máximo cuidado posible desde la elaboración del proyecto hasta hoy. Una arquitectura amable y tranquila, de líneas suaves pero cargadas de personalidad, que esconde años de trabajo, decisiones complicadas y retos constructivos resueltos con gran sabiduría. Estremece pararse a pensar en lo que supone colocar un elemento de estas dimensiones en una parcela rocosa y a 30 metros por encima de la carretera más cercana… lo que para muchos habría sido un obstáculo insalvable fue aprovechado  para crear algo único (podéis descubrir el secreto en el video) y dotar de un valor añadido a una vivienda ya de por sí alucinante. Todo en el proyecto transmite paz, sin pretensiones de grandeza y huyendo de el afán de protagonismo propio de la arquitectura del ego, tan de moda en los últimos tiempos. Creo que esta sencillez y coherencia es precisamente lo que la convierte en un proyecto maravilloso.

La vivienda se divide en dos volúmenes, conectados pero independientes al mismo tiempo. En uno se colocan las dependencias privadas de los dueños (el «sancta sanctórum» de Villa Mathesis junto con la cocina, como a ellos les encanta decir 😉 ) y en el otro, las tres habitaciones de invitados y las zonas comunes. A pesar de tratarse de un proyecto de arquitectura moderna, está salpicado de constantes guiños a la arquitectura tradicional gaditana (materiales, formas, espacios…) y a su entorno; cada estancia lleva el nombre de los lugares más emblemáticos de la zona.

Generalmente, los posts de travelling no van más allá de descripciones de los sitios más recomendables que voy conociendo; os cuento cosas objetivas, cómo es el hotel y las razones que lo hacen atractivo. Sin embargo, al hablar de Villa Mathesis, no puedo dejar de dedicar unas líneas a sus dueños, Gotzon y José Ignacio, los artífices de que recordemos nuestros días allí como una experiencia inolvidable y, sobre todo, de la que aprender a lo largo del resto de nuestras vidas.  Dos personas especiales, cercanas, amables, con unas trayectorias vitales apasionantes, que han sabido reinventarse y seguir creciendo día a día como personas y como grandes amigos.

Creo que la única pega que podría ponerle a la experiencia Villa Mathesis es que no tengo recursos para transmitiros exactamente lo que se siente desde que pones un pie en ella. Pocas veces te encuentras con algo o con alguien tan especial, que hace que las palabras se queden cortas; lo hemos intentado con fotos y vídeo, pero solamente llegan para hacerse una ligera idea de lo que es este lugar. Si pudieseis verme por un agujerito, lo entenderíais un poco mejor: llevo horas delante del ordenador, borrando una frase detrás de otra, porque siento que ninguna hace justicia a este lugar único.

Os dejo esta foto, para que podáis sentir por un momento la sensación de estar en ese lugar, en esta hamaca, viendo África…

¡Y AQUÍ OS DEJO EL VÍDEO!

Video by @PabloDePaz

Desde aquí me gustaría dar las gracias una vez más a tres bellísimas personas como Gotzon, José Ignacio y Mari Carmen y mandar un beso muy muy grande a Kathy (la hija de Gotzón) que además es lectora del blog y la gran artífice de que hayamos podido conocer su pequeño mundo. Siempre llevaremos un trocito de Villa Mathesis dentro de nosotros 🙂

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA CASA, DISPONIBILIDAD, PRECIOS Y RESERVAS EN SU WEB, HACIENDO CLICK AQUÍ.

Espero que os haya gustado este post tan especial, da fuerzas para empezar la semana con más ganas 😉 . Miles de besos!!!

P.D. Gracias a mi chico por echarme una mano con el texto del post. Como podréis suponer, yo no tengo ni idea de arquitectura y la reseña sobre la casa la ha escrito él 😉